"Malos presagios"

“Me despierto, sudando y alterado. Estoy cerca del circuito y hoy es día de carrera. Malos presagios han venido a mi mente de noche. He tenido un sueño como esos en los que te persiguen y no eres capaz de escapar, pero al revés. Esta vez era yo el perseguidor y los demás no era capaz de coger a unos coches rosas y verdes extrañísimos. Los coches corrían, pero no tenían ruedas (últimamente sueño cosas surrealistas, será porque estoy en Barcelona y me viene un aire de Dalí). Ha resultado extraño, como un mal presagio precarrera. Me doy una ducha rápida (después de pensar en mi futuro como piloto en “el trono”) y me visto. Tras haber sufrido el trauma con mis mecánicos “peinaduendes” no me atrevo a entrar en esa sala del fondo del pasillo. De la que salgo del ascensor me vuelvo a encontrar al niño y otra vez con su dulce caramelo me mira fijamente y sonríe. Yo le miro de manera sorprendida, le hago un amago para quitarle el caramelo y de repente!!! PLAS!!!!! Una mujer con un bolso me da un golpe y quedo atolondrado (ahora siento, lo que debería haber sentido aquel viejo que cuando yo era joven me acosaba). Sigo para adelante (huyendo de estos hechos embarazosos para alguien como famoso como yo, ya sabéis soy carne de prensa rosa) y me subo en un coche dirección al circuito.

Allí tras hacer las típicas comprobaciones del coche (aunque ahora mi coche no sea rival ya sabemos que los enanos azules son personajes misteriosos), es la hora de montarse en el coche. Una vez allí, mientras me hidrato, me viene un hombre calvo (no el cara de sapo que persigue a Alonso), y me saluda. Resulta que es el rey de España, y me dice con una voz bobalicona algo que me traducen como: “HOMBRE!!! El hombre de hielo!!!! Con este calor espero que no te deshagas!!! Jejejejejeeje”. Tras la traducción, yo le miro con mis profundos ojos azules, algo confuso ya que no entiendo muy bien este humor español (al igual que esas celebraciones de Alonso). Al no entender muy bien cómo un rey puede ser tan graciosillo me concentro en la carrera. Pongo a punto a mis superpoderes (hay que afinarlos como las cuerdas de guitarra) y listo!!!

Se da la salida. Yo me cuelo por el medio milimétricamente, pese a los intentos de hacerme un sándwich, logro pasar y subir cuatro posiciones de golpe. Al lograr esto comienzo a tocarme a mi mismo del gusto que me da ser tan buen piloto. Ahora el objetivo es Massa. Veo sus alerones cercanos. He de acercarme!!!! Doy al máximo el coche pero es como si algo estuviera tirando de mí hacia atrás. Aun así piso a fondo y no miro atrás, pero cada vez está más lejos. Miro por el retrovisor y veo al niño sonriente con el caramelo, agarrándome los alerones traseros y frenándome. Dejo de mirar y miro hacia delante. Vuelvo a mirar y ya no está!!! Uf menos mal. Sin lugar a dudas el bolsazo me ha dejado trastocado. La carrera es un aburrimiento total. Entonces llega la hora de las tácticas agresivas!!! Ordenan a Montoya que provoque un accidente y así que salga el safety-car para recuperar el tiempo. Pero mi escudero, como siempre en las grandes ocasiones, la fastidia y lo único que es capaz de hacer es un trompo en el que no sale ni el safety-car. INUTIL!!!!! La verdad es que no hay mucho que contar de esta carrera. Me he pasado la carrera en tierra de nadie dando vueltas sin parar preguntándome por qué sigo en este equipo??? Alguien lo sabe???? Si me voy se que encima tendré la mala suerte de que el año que viene Mclaren tendrá el coche que me merezco. La única manera de solucionar el problema será llamar a mi amigo Jhonnie…Walker.”